jueves, 6 de septiembre de 2018

CAPÍTULO 10

A la mañana siguiente me encuentro a Ginebra tumbada en el sofá con la bata de laboratorio; ha debido de llegar tan cansada que, seguramente, el hecho de ponerse el pijama requería más energía de la que le quedaba. Trabaja demasiado. Así que decido poner el taco que le preparé anoche en la mesita de té para que, cuando despierte, lo vea con facilidad.
Esa mañana me visto con lo primero que encuentro: una sudadera, mallas y calzado deportivo. De repente, todo me parece aburrido. Incluso el instituto. Invierto casi toda la clase de literatura en sopesar todo lo ocurrido anoche. Tal vez fui muy grosera. Seguramente ahora Dylan no quiera dirigirme la palabra, y Adam… Adam ni siquiera se percató de mi ausencia. Cuanta más gente pones a tu alrededor, más explicaciones estás obligada a dar. Decido no darle más vueltas al asunto y me centro en tomar apuntes.
Después de clase me dispongo a ir al comedor cuando encuentro un cartel del club de atletismo. Nunca me ha interesado en lo más mínimo el deporte, y sigue sin hacerlo. Pero ahora que las clases han comenzado a ser un tostón, debería de encontrar algo que logre arrancarme de esa monotonía. También podría apuntarme a natación o un coro o, tal vez, fútbol americano. Bueno no. Fútbol no. Así que decido asistir a la prueba.

Somos demasiados, por lo que deciden dividirnos en grupos de cuatro para amenizar la carrera.
Las pruebas son en la pista que rodea el campo de fútbol, así que espero ver aparecer la figura de Adam en algún momento. Si bien no puedo hablar con él, al menos puedo observarlo.
-Castro -Dice el entrenador, con voz apagada y cansina.
-¡Yo! -Dejo la mochila en un lado de la pista y ocupo mi puesto en la línea de salida. Por momentos agradezco el haberme puesto ropa deportiva sin ninguna intención, de no haber sido así, ahora mismo no estaría aquí.
El entrenador nombra a otras dos chicas y un chico. Da el pistoletazo de salida y una idea inunda mi mente: ganar. Al principio, salgo la última, pero poco a poco, voy ganando posiciones. Hasta que, sin darme cuenta, he cruzado la primera la línea de meta.
-Castro -El entrenador toca el silbato y apunta algo en su libreta.
Las gradas empiezan a vitorear y a aplaudir. Miro confusa a las gradas y todos centran sus miradas en mí. Me lleno de orgullo.
-¡Mia Lee! -Dice una voz aguda y molesta.
Doy media vuelta para encontrarme de frente con Brittany.
-Que gran carrera, amiga -Continua.
¿Amiga? Estoy más confusa aún. ¿Amiga desde cuándo?
Me agarra el brazo derecho y lo levanta con el suyo, esto hace que las gradas se alboroten aún más.
-Esta noche organizo una fiesta en mi casa. Estás invitada -Y se larga.
Sí, estoy realmente confundida. 

Estoy sentada en mi escritorio de la redacción del periódico, con Jess a mi lado acabando su artículo. Se ha unido a nosotros este año, lleva una sección de moda y consejos para el cuidado de la piel y el cabello. Ha cubierto el hueco que dejó Izz al volver a España, pero, aun así, somos tan pocos como el año pasado; solo cinco personas participamos en el periódico escolar.
Jake se halla frente a uno de los ordenadores, repasando el guion que tendrá que leer mañana en la transmisión de la radio y que le he ayudado a redactar. Normalmente, el periódico y la radio son consideradas entidades distintas, pero están más conectadas de lo que parece. Solemos trabajar juntos y, en cierto modo, es como si los miembros de un grupo perteneciesen también al otro, y viceversa.
-Me duelen los ojos de tanto mirar la pantalla y no sé qué más escribir, ¿no puedo parar ya? – Suspira Jess, frotándose los ojos.
-Mañana sale la primera edición de este año, tienes que acabar, Jess. – Digo, y me mira como si le acabase de extraer toda la energía vital que le quedaba. – Lo siento.
-Si al menos me lo compensaras viniendo a la cita…-Pongo los ojos en blanco en cuanto Jess pronuncia esa frase. Lleva todo el día hablando de la dichosa cita, intentando convencerme por más que me niego.
- ¿Cita? – Pregunta Jake, alzando una ceja. Su mirada color café se clava en nosotras.  
- Con Hunter, mañana. – Responde Jessamine, sonriendo emocionada.
A Jake se le escapa una carcajada sarcástica, mientras niega con la cabeza y se pasa la mano por su rizado pelo negro.
-Venga, dale una oportunidad antes de asumir que te cae mal. – Dice Jess lanzándole una bola de papel.
A modo de respuesta, Jake alza las manos en señal de rendición y se levanta de su asiento. Se cuelga la mochila al hombro y se acerca a la puerta de la sala.
-Yo me voy, tengo entrenamiento de natación. Suerte. – Dice saliendo por la puerta.
-¡Eh! ¡Pero ayúdame a convencer a Delia de que venga! – Le grita Jess, pero él desaparece por el pasillo, sin girarse si quiera. – Tener amigos para esto…
- Deberías centrarte en el artículo y dejar mi vida amorosa. – Le digo a Jess, mientras termino de leer el artículo para la sección de deportes que ha escrito uno de los redactores.
-Cordelia. – Me responde seriamente. – Mírame a los ojos y dime que no quieres quedar con Noah.
Me giro hacia ella y clavo mis ojos marrones en sus pupilas azules. Abro la boca para hablar y me detengo un segundo, ¿estoy a punto de mentirle? Puede que sí, ni yo misma lo sé.
-No quiero quedar con Noah. – Pronuncio finalmente.
-Ya, no me lo creo. – Responde Jess ajustándose la gorra roja que lleva puesta. – Como que me llamo Jessamine Angelica Concannon que voy a conseguir que vosotros dos acabéis juntos.
Yo suspiro, a Jess le encanta hacer de celestina a pesar de que siempre sale mal. Centro toda mi atención en reanudar la lectura del artículo. Pero, aunque mis ojos se posen una y otra vez sobre las mismas oraciones, mi mente no es capaz de registrarlas. Está en otra parte, vagando por los rincones más soñadores, aquellos en los que se ocultan mis deseos de romántica empedernida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario